Fuerza en el Alma

Un suspiro y el aire se torna caliente, la suavidad de sus manos acarician su rostro, el rostro de un joven que llora con el corazón en la mano, aquel que acaricia su rostro deposita un suave beso en su frente, haciéndolo despertar. El menor sorprendido abre los ojos con lagrimas que aun ruedan por sus ojos, se abraza fuertemente al hombre que lo acompaña, y en un segundo le cuenta un sueño aterrador, parecido a esos cuentos que le contaron cuando era niño para que se portara bien, solo que esta vez, no era solo un cuento, no era un niño desamparado el protagonista de la historia, no era un monstruo quien amenazaba en quitarle la vida. Era él, el protagonista, era una guerra el demonio en contra, era la luz de la mañana el final de una hermosa existencia.

Seca sus lágrimas tratando de recuperar el aliento, debe contar de nuevo la historia, por la exaltación sus palabras se perdieron en el viento y no fueron entendidas por el hombre a quien iban dirigidas. Toma un poco de aire y empieza.

**** Recuerdo que caminaba por un campo lleno de flores de perfumes exquisitos, el día estaba por empezar, la noche había sido calmada y sin preocupaciones, y en el aire se sentía la felicidad del mundo por la perduración de los seres que caminan sobre sus suelos.

Pero entonces… todo se torno gris, los ángeles bajaron del cielo a luchar contra los demonios que brotaban de entre la tierra. Gritos y gemidos de dolor inundaron mis oídos, sin embargo a mi alrededor no había nadie, todo el paraíso que mis ojos habían contemplado hace solo unos minutos, eran ahora tierra gris. Me encontraba solo, acompañado de ruidos ensordecedores, llenos de dolor y lamento. Mis lágrimas empezaron a brotar, cada grito que escuchaba creaba una grieta en mi corazón, desquebrajándolo segundo a segundo. Cerré los ojos, y lo vi, tan claro como el agua, tan azul como el cielo. Una batalla, derrotados y vencedores, no podría decir quien representaba el bien o el mal, porque en esencia eran los mismos, diferente en apariencia pero con corazón de humanos ajenos a la tierra, solo puedo decir que de ambos lados los muertos no se hicieron esperar, los caídos inundaban los suelos, a mi lado las mujeres corrían tratando de alejar a sus niños del peligro, los hombre tiraban piedras y palos tratando de alejar a los combatientes, inútilmente pues el peligro continuaba.

Abro los ojos y nada, de nuevo no veo nada, como si dentro de mi cabeza fuera la batalla, como si fuera el caos de mi imaginación fuera de control, suspiro para mis adentros tratando de calmar mis latidos.
Sin poder evitarlo mis ojos se cierran, es como una orden impuesta por mi inconciente, me ordena ser observador de la masacre que amenaza con la extinción de la humanidad.Una mujer me jala del brazo.

—Anda muchacho, tienes que salir de aquí, no eres ni de hierro ni de agua para soportarlo, muévete.

Mis piernas inútilmente tratan de irse con ella, pero no logro moverme, permanezco inmóvil, viendo como se aleja, viendo como su rostro se lamenta por la desgracia que me espera. Un niño cae a mis pies, sus ojos hinchados y totalmente rojos me miran en forma de suplica, trato de ayudarlo, pero su cuerpo se desvanece en mis manos, como un puñado de arena que escapa de mis dedos. La batalla continúa, los ríos ahora son de sangre pura, los árboles ya no tienen hojas y arden en medio de un infierno. Tapo mis oídos para acallar el dolor que se adentra en mi alma, pero es inútil, los sonidos desaparecen, pero mis ojos dentro de esta pesadilla siguen observando. Miran detenidamente como los guerreros caen, comos los niños lloran, como las mujeres gritan y lloran, como los hombres se desvanecen en medio de la desesperación, quieren salvar a los que aman, pero no hay más que correr.

Muevo mi cabeza de lado a lado tratando de diluir las imágenes, pero todo continúa igual. En el suelo una espada me pide a gritos ser desenvainada, la tomo por el mango y la elevo al cielo, ¿seré héroe si voy y combato contra aquellos que quieren lastimar mi pueblo?, sin esperar una respuesta me lanzo a la batalla, pero soy expulsado por una fuerza sobre humana, ¿debo permanecer con vida, observando, sin poder hacer nada?, no, me repito a mi mismo una y otra ves que no, no puedo simplemente quedarme cruzado de brazos, grito en forma de suplica que se detengan, que no hagan mas daño, pero soy ignorado, mis palabras son ignoradas. Me arrodillo y mi llanto se hace aun más profundo. Cuando creo que todo esta perdido, una mano seca mis lagrimas y una especie de calor que desconozco rodea mi cuerpo, la calma inunda mi corazón. Dejándome caer en los brazos de aquel que me dan consuelo y buscándolo dentro de mi mente, pienso que es solo un sueño, y que si no lo es, no importa lo que sea, tomare mi espada y luchare con un grito del corazón, luchare para que mi pueblo no sea burlado, para que sea fuerte y se defienda sin armas pero si con amor, sin sangre pero si con llanto***.

Una vez terminada su historia el muchacho sintió que algo dentro de si, se volvía fuerte. Lleno de valor se levanto de la cama, miro fijamente los ojos de su padre y le dijo

—Dime que lucharas con migo…


 

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